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martes, agosto 4

Baraja española. Peculiaridades

Baraja española
He recogido un artículo que explica las peculiaridades de esta baraja.
El orden de los palos se debe a las llamadas 'pintas' (discontinuidades en las orlas que rodean la imagen) así se ordenan: Oros, Copas, Espadas y Bastos.
No posee reinas, en la adivinación el lugar de éstas suele tomarlo las sotas.
Pero, veamos lo que nos dice un blogger escritor de Historia :
"La baraja española es singular, sus cartas, como veremos más adelante, presentan unas peculiaridades que la hacen diferente del resto de barajas del mundo. Para empezar, hay que dejar claro que no es un invento español. Al igual que ocurre con muchos otros juegos, es de invención china y fueron los europeos los que la trajeron a Europa a finales del siglo XIV. Lógicamente, la baraja que vemos hoy en día, no tiene nada que ver con esta, pues cada pueblo europeo, adaptó las cartas a sus costumbres, gustos y tradiciones, siendo, precisamente la española, la que más destaca por la variedad, colorido y riqueza de sus diseños. En primer lugar se adoptó en Nápoles, cuando este reino estaba bajo soberanía aragonesa y pronto pasó a tierras españolas, en donde la baraja experimentó una evolución independiente y distinta a la napolitana hasta llegar a la que conocemos en la actualidad, que debemos a un impresor burgalés de origen francés y residente en la ciudad de Vitoria, H. Fournier, el cual, presentó una baraja litografiada en 1868, (un año antes de la Revolución de la Gloriosa llevada en España contra Isabel II) y que fue premiada en la Exposición Universal de París. No obstante, el diseño que podemos ver hoy, se lo debemos a Augusto Rius, realizado para el propio Fournier.
Las figuras que aparecen en estos naipes son, claramente, de inspiración medieval y sus cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos, simbolizan los cuatro estamentos por los que estaba formada la sociedad de la época: la burguesía dedicada al comercio y gente de dinero (oros); clero y otros religiosos (copas), nobleza y ejército (espadas); por último, agricultores, siervos y demás laboratores (bastos). Por lo tanto, a la sociedad en su conjunto se le hace partícipe del juego.
Podemos destacar algunas curiosidades: los reyes se representan como hombres mayores y barbudos, pero no todos de la misma edad, pues el de copas y el de oros, parecen más jóvenes que los de espadas y bastos; mientras que los caballos de estos dos últimos palos miran hacia la derecha, los otros dos lo hacen hacia la izquierda, y ya viene ocurriendo así desde el siglo XVIII; otro hecho que llama nuestra la atención es, que posiblemente, sea la única baraja del Mundo en la que no aparezca una figura femenina. Sería oportuno hacer una apreciación respecto a este último punto, pues hay quién ha sugerido que los pajes, que posiblemente simbolizan a un criado o mensajero, que aparecen en la carta número diez, conocidos popularmente como sotas, se representan ligeramente afeminados (espero que nadie vea en esta afirmación ningún tipo menosprecio a otras opciones sexuales, desde luego no está en mi intención, me limito a recoger la sugerencia).
Se remonta al siglo XVI otra característica que hace aún más única, si cabe, a la baraja española. Es el hecho de que el rectángulo que enmarca a las figuras, en sus lados superior e inferior, deja unas discontinuidades denominadas pintas que nos sirven para saber a qué palo corresponde la carta, sin necesidad de desplegarla. Mientras que las de oros no tienen ninguna discontinuidad, las de copas tienen una, las de espadas dos y las de bastos tres pintas. Como el número correspondiente aparece en las esquinas, podemos saber la carta de que se trata, sólo con ver una pequeña parte de la misma, con lo que evitaremos posibles mirones que nos fastidien la partida.
Una baraja completa tiene al menos cuarenta cartas: del uno al siete y sota, caballo y rey. También puede tener las cartas correspondientes al ocho y al nueve, en este caso contará con cuarenta y ocho cartas, e incluso dos que popularmente se denominan monos, en total cincuenta. Todas ellas son completas, pues el hecho de variar el número, depende del juego que queramos emprender. Personalmente, no se encuentra entre mis intereses el juego de cartas, a conocidos míos les entretiene más que a mí, saben pasar un buen rato con ellas, siempre que no se convierta en un vicio y sobre todo ahora, que nos vamos de vacaciones de verano ¿por qué no? Yo, prefiero quedarme con la estética de estos naipes.
Desde 1986 existe en la ciudad de Vitoria un museo de la baraja española, que cuenta, según tengo entendido, con más de tres mil ejemplares, aportados por los herederos del fabricante H. Fournier.
Ramón Rodríguez Campillo
Dto. Geografía e Historia: IES Vega del Táder'
Namasté!



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